Lavanda angustifolia Descripción: La lavanda es un arbusto semileñoso que puede alcanzar hasta 1 metro de diámetro. Destaca por su follaje verde grisáceo y sus flores violetas muy intensas y aromáticas. Es ideal para hacer jardines con rocalla de cualidades de secano, en el valle o en la costa. Debes tener cuidado con la humedad […]
Lavanda angustifolia
Descripción:
La lavanda es un arbusto semileñoso que puede alcanzar hasta 1 metro de diámetro. Destaca por su follaje verde grisáceo y sus flores violetas muy intensas y aromáticas. Es ideal para hacer jardines con rocalla de cualidades de secano, en el valle o en la costa. Debes tener cuidado con la humedad pues le hace mal, se pudren sus raíces y la planta muere. Puedes plantar tu lavanda en macetas. Mientras más grande la macet, mayor tamaño alcanzará tu lavanda.
Nombre científico: Lavandula angustifolia
Nombre común: Lavanda, espliego
Familia: Lamiaceaea
Origen: Región mediterránea
Exposición solar: Necesita de bastante luz y sol. No se adapta bien en espacios de sombra.
Tipo de hoja: Perenne
Velocidad de crecimiento: crecimiento rápido.
Floración: Florece en verano, formando espigas de unos 15 cm con pequeñas flores violetas o celestes.
Características ornamentales: Tiene un exquisito aroma, flores de color violeta o celeste intenso. Su follaje es gris y se da en forma de bola. Puedes ayudar a dar esta forma con una poda anual.
Resistencia a las heladas: Si bien resiste heladas, estas no deben ser prolongadas en el tiempo. Le acomodan mucho los climas soleados.
Uso paisajista: La lavanda es ideal para usar en jardines tipo mediterráneo ya que resiste bastante la sequía. Se puede usar en maceta, como borde de camino, como macizo arbustivo medio, en jardines de rocalla, y en jardines costeros ya que tiene resistencia al viento y la salinidad.
Tipo de suelo: Necesita un suelo de tipo secano, calcáreo, arenoso y no tan húmedo.
Si el sustrato quieres prepararlo tú mismo(a) puedes usar tierra vegetal o de jardín 60%, compost 20% y arena de lampa 20%.
En caso de que plantes tu lavanda en maceta, te recomendamos usar el sustrato para macetas. Elige una maceta de tamaño mediano, de unos 35 centímetros de diámetro y profundidad para que pueda alcanzar un buen tamaño.
Riego: Lo mejor es regar de forma regular permitiendo que la tierra superficial se seque entre riego y riego. Dale un riego por goteo, evitando riego por aspersión. En ambientes muy húmedos tiene mal crecimiento y puede provocar pudrición de sus raíces.
Manejo
Fertilización: Usa productos fertilizantes cada 15 días durante el periodo de floración.
Abonos: No necesitas arbonar todos los meses, si puedes remover la tierra, abona la tierra cada 3 meses. Suelos demasiado fertiles hacen que la lavanda pierda su fragancia.
Poda: Se deben podar siempre las flores marchitas, hojas amarillas, enfermas y/o muertas. Cuando la lavanda termina de florecer, se debe realizar una poda intensa rebajando unos 20 cm a todo el follaje. Esto es para rejuvenecer el follaje. De otra forma se envejecerán las maderas y comenzará a salir un tronco grueso en la base, que destacará por sobre el follaje perdiendo su forma de bola.
El primer año se podan los botones florares para privilegiar el crecimiento del follaje y estructura arbustiva en vez de la floración.
Trasplante: Se puede trasplantar cuando no esté en floración.
Propagación:
Esquejes: Se toman esquejes de verano de unos 10 a 12 centímetros y se plantan con enraizante. La rama seleccionada no debe tener flores, solo hojas. Plántalas directo en maceta o en almacigo en un espacio muy iluminado alejado de las temperaturas extremas. También puedes recoger esquejes en otoño.
Semillas: Se pueden plantar en primavera, se recomienda dejarlas en remojo durante un día.
De ambas técnicas se usa más el esqueje porque tiene mayor éxito.
Plagas y enfermedades:
Esta maravillosa planta no es propensa a plagas ni enfermedades. Es muy rústica y resistente.
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